América Latina y el Caribe - que incluye América del Sur y Centroamérica -, es una de las regiones que en mayor medida expulsa a sus habitantes. Esta tendencias migratoria se atribuye a una amalgama de crisis sociopolíticas, inseguridad, violencia, brechas sociales, etc., así como a la persistencia de fluctuaciones económicas (inflación o recesión).
Prácticamente todos los países de la región forman parte de los ciclos migratorios, sea como países de origen, destino, retorno o tránsito. En 2020, 43 millones de personas emigraron de la región, representando el 15% de la población de migrantes a nivel mundial (Naciones Unidas, 2020).
Estados Unidos sigue siendo su principal destino migratorio; sin embargo, actualmente, otros países de América del Sur han ganado relevancia al atraer una proporción significativa de migrantes, especialmente de venezolanos. Si bien la población estadounidense experimentó un crecimiento de 24,5 millones entre 2010 y 2022, los hispanos representaron el 53% de este incremento, convirtiéndose así en la población más grande en comparación con cualquier otro grupo étnico o racial.
La Migración en América del Sur y el Caribe se ha desatado
Históricamente, países de Centroamérica y el Caribe, como México - que actualmente tienen la mayor cifra de migrantes en U.S.-, así como El Salvador, Cuba, República Dominicana, Guatemala y Honduras, se ha caracterizado por experimentar grandes oleadas migratorias hacia territorio estadounidense.
Sin embargo, en la actualidad México, El Salvador y Cuba han experimentado una disminución neta en relación a la proporción total de inmigrantes en los U.S., con tasas del 23,1%, 3,0% y 2,8%, respectivamente (Ver Gráfico 1).
Contrariamente, al analizar la tendencia en países de América del Sur, se ha observado un constante crecimiento en la proporción total de inmigrantes en U.S., destacando Colombia con el 2,0%, Venezuela el 1,4%, Ecuador el 1,1% y Perú el 1,0%.
Estos países, si bien no ostenta la mayor cantidad de inmigrantes en términos absolutos, exhiben un crecimiento substancial de la diáspora en los últimos años (Ver Gráfico 2).
Colombia, Venezuela y Ecuador son algunos de los países que han experimentado un incremento considerable en sus patrones migratorios en los últimos años. Particularmente, el contexto ecuatoriano es uno de los más notables, debido a una marcada inestabilidad políticas, económica y social que se ha impregnado en el país, y que se traduce en altos índices de inseguridad, tasas de desempleo elevadas y fuertes desigualdades sociales.
Conforme a estimaciones del MPI, la cifra de inmigrantes ecuatorianos en Estados Unidos se ha duplicado, pasando de 298,600 a 518,000 entre los años 2000 y 2022.